Las principales causas y motivos de ruptura familiar son las siguientes:
- Infidelidad y celos.
- Problemas de comunicación.
- Problemas económicos.
- Problemas de confianza.
- Falta de relaciones sexuales.
- Diferente evolución.
- Adicciones.
- Trastornos de la personalidad.
- Monotonía.
En ocasiones puede existir la concurrencia de varias causas de ruptura familiar sin que se pueda detectar una sola causa, sino que cuando llega la ruptura, se produce por haber llegado al límite.
Cuando una de las dos personas que forma el matrimonio, deja de querer mantenerlo, lo mejor es, una vez descartada la posibilidad de mantenerlo o reconciliarse, optar por la tramitación del divorcio o separación a tiempo antes de que la relación se deteriore y la situación se complique. Cada matrimonio y pareja tendrá sus propios motivos.
Lo complicado es saber en qué casos debemos divorciarnos y en qué momento es mejor hacerlo.
¿Qué hacer ante una ruptura matrimonial?
Lo que debemos de hacer ante una ruptura matrimonial esencialmente es mantener la calma. En ocasiones el nerviosismo lo que hace es que los miembros del matrimonio dejen de ser razonables y fruto de la tensión acaben protagonizando conductas injustas en las que dejan de ser aquellas personas que en su día se conocieron y gustaron para verse como personas complemente diferentes en la ruptura, siendo un motivo más para alejarse.
Es por ello que mantener la calma, la quietud, la moderación y tranquilidad es esencial.
Además, podemos controlar nuestro comportamiento, pero no el de nuestro cónyuge y es por ello que lo normal es que reaccione a nuestro propio comportamiento. De no ser el más adecuado podremos estar potenciando una sucesión de acción/reacción en la que la relación vaya perjudicándose, o perjudicándose aún más de manera innecesaria.
Cuando nos encontramos ate la difícil situación de ruptura matrimonial debemos de ser conscientes de que es algo muy complejo, pero es frecuente los casos que complican más todo, de manera que como prioridad y premisa de punto de partida:
- No sumar tensión.
- No decir cosas inadecuadas.
- No comportarse de una manera que genere inseguridad o intranquilidad a nuestro marido o mujer.
¿Qué hacer ante una ruptura familiar?
Como ya hemos dicho es mantener la calma en primer término, pero después plantear un equilibrio en las relaciones familiares. Esto no está exento de dificultades, pero muchas de ellas vienen determinado por nuestro propio comportamiento.
El problema es cuando fruto de malentendidos las personas toman posiciones estáticas con prejuicios que impiden mantener relaciones naturales después de la ruptura.
Ruptura familiar con hijos menores:
Cuando existen hijos menores, la ruptura familiar no debe de ser traumática, pues debemos de hacer ver a nuestros hijos que aunque sus progenitores dejen de estar justos, los niños, aunque no sea al mismo tiempo como ha venido ocurriendo cuando la familia estaba junta, va a seguir manteniendo la mejor de las relaciones con ambos padres.
En ocasiones sin darse cuenta, algunos padres y madres proyectan en drama de la ruptura en sus hijos sin darse cuenta que lo que están haciendo es influenciarlo. Lo peor de todo, es que en algunas ocasiones incluso en un informe psicosocial a colación de un proceso judicial se llega a detectar que existe alienación parental consiente y buscada.
Todas las rupturas familiares deben de ser saludables, pero si existen hijos más, pues son la prioridad.
Ruptura familiar con hipotecas, créditos y deudas:
En ocasiones las familias se separan con tanto endeudamiento que supone que en la ruptura existan grandes dificultades para poder hacer frente a las deudas y créditos. Cada caso será muy diferente, pero el problema inicial se produce en muchos casos por haber mantenido una relación familiar demasiado asfixiada económicamente, lo que en muchos casos es un motivo que condiciona la ruptura.
Las rupturas familiares con gran cantidad de deuda debe de consensuarse muy especialmente, pues cualquier problema de coordinación puede suponer incurrir en impago y suponer recargos o incluso reclamaciones judiciales que aumentan el importe y pueden acabar arruinando a la familia.
Tal vez algunos créditos no hayan sido concertados teniendo en cuenta que la relación podría acabar en ruptura, pero cuando esta llega, debemos de ser consecuentes y no tender a exigir derechos y obligaciones intransigentemente, pues en ocasiones dichos derechos y obligaciones no están asentados en una relación de conciencia real.
Superar las cusas o motivos de ruptura:
Debemos de superar las causas de ruptura con independencia de que sigamos con nuestra actual pareja, o no, pues ello mejorará nuestra forma de querer, nuestra vida y la de nuestros seres queridos.
Lo importante es no comparar los motivos de nuestra ruptura con las de personas de nuestro alrededor. No medir nuestra relación sentimental, familia o matrimonio con causas de otras personas o con consejos bien o mal intencionados, pues la decisión y la valoración es nuestra, sin perjuicio de que siempre sea positiva ayuda personal y profesional.
Además, si los motivos de ruptura no son inexorablemente insuperables, siempre queda la opción de dejar la puerta abierta a la reconciliación futura, que estará muy condicionada por cómo hayamos sabido gestionar la ruptura, y si hemos aprendido y hemos mejorado en aquello que constituyo causa de ruptura.
Pues no son pocas las parejas que vuelven después de un divorcio: