En los casos en los que uno de los cónyuges quiere divorciarse y el otro no, no será posible la tramitación de mutuo acuerdo, pues requiere la intervención y consentimiento de ambos cónyuges.
En el caso de que uno de los esposos quiera tramitar el divorcio y el otro no, no cabrá otra posibilidad para que se pueda divorciar el cónyuge que si que quiere divorciarse, por lo contencioso, que conlleva más tiempo, costes y gestiones burocráticas.
El divorcio debe de ser libre y no condicionado. De hecho, en el momento en el que se ratifica la petición de divorcio en el Juzgado se pregunta a ambos cónyuges, por separado (primero con uno y después con el otro) si la firma se realiza de manera libre.
Es por ello, que en ocasiones el cónyuge que sí quiere el divorcio no sabe qué hacer y acaba desesperándose y tratando de convencer a la otra de que firme el divorcio amistoso. Es legal cualquier propuesta siempre y cuando no suponga ningún tipo de violencia o intimidación.
Por parte del cónyuge que no quiere el divorcio, en ocasiones existe una propuesta que incluye una compensación económica.
Por ejemplo.
«Firmo el divorcio de mutuo acuerdo si me pagas X euros».
Es como si el cónyuge que no quiere divorciarse «le dé» el divorcio al otro a cambio de una contraprestación económica. Esto se puede considerar un chantaje, pero de no contar con alguna connotación que sobrepase la mera condición de divorcio amistoso, será perfectamente legal.
Otra cosa es que sea moral.
Es una pena que en algunos matrimonios se degrade tanto la relación entre los cónyuges que se llegue a tener en cuenta:
- Quien quiere el divorcio.
- Cuánto lo necesita.
- Quien puede ser culpable de la ruptura.
etc etc