- Que sea de confianza.
- Mediador.
- Especializado.
¿Qué tipo de abogado necesito para un divorcio o separación?
Para saber qué tipo de abogado es necesario para un proceso de divorcio o separación debemos de partir de la premisa de en qué tipo de divorcio nos encontramos.
Pueden ser tres fases diferenciadas:
Abogado para la mediación de un divorcio:
El abogado que se dedique a la mediación de un divorcio debe de ser por encima de todo profesional, empático y tranquilizador.
En los primeros pasos y comunicaciones de un proceso de divorcio se debe de transmitir equilibrio y seguridad, pues en muchos casos los esposos aún no están preparados para entrar a valorar la regulación de su divorcio y se debe de tratar con la sensibilidad y tacto correspondiente.
Abogado para divorcio amistoso:
Un abogado para un divorcio amistoso debe de ser objetivo e imparcial, pues están en juego los derechos y obligaciones de las partes. Lo más importante es que ambos cónyuges entiendan sus respectivos derechos y obligaciones y que puedan tomar las decisiones conscientes después de entender cuál es su posición legal.
Abogado para divorcio contencioso:
El abogado para un divorcio contencioso debe de ser contundente, claro y no hiriente, pues su trabajo consiste en defender los derecho de su cliente sin necesidad de hacer daño al otro sin necesidad.
No es una lucha ni un duelo personal, sino una controversia jurídica que siempre puede resolverse de una mejor manera, que será aquella que concilie y no enfrente a las partes en la medida de lo posible.
¿Qué es mejor abogado o abogada?
No son pocas las veces que un cliente que viene al despacho nos solicita ser atendido por un abogado o abogada, diferenciando el sexo del mismo por entender que necesita concretamente uno de los dos.
Es algo tan especial contratar a un abogado, que cada persona debe de contratar aquel que considere más conveniente.
Es perfectamente legítimo preferir a un abogado o una abogada, pero desde nuestro bufete, formado tanto por abogado como abogada, consideramos que no cambia nada en función del sexo del letrado, sino que todo pivota en función de otros principios como:
- Confianza.
- Respeto.
- Profesionalidad.
- Especialización.