Aunque usted no quiera que su hijo esté con la pareja de su ex, no puede impedirlo salvo que haya un motivo grave que así lo haga desaconsejable o peligroso.
Una pareja separada con hijos pasará a realizar vidas separadas, de manera que comenzarán a relacionarse con las personas que consideren conveniente, tanto familiares, como amigos y parejas sentimentales.
La persona que debe de valorar la confianza de su nueva pareja para compartir tiempo y/o convivencia con el hijos común es quien comienza esa nueva pareja. El hecho de que a nosotros no nos guste la pareja de nuestro ex o que a nuestro ex no le guste nuestra pareja, es incluso habitual.
Una separación amistosa siempre es mejor que una litigiosa. En los casos en los que la separación es cordial los progenitores ponen paz en la regulación de su separación y además acuerdan las medidas respecto los hijos comunes.
Por desgracia es frecuente que a medida que los progenitores van rehaciendo sus respectivas vidas van forjando relaciones de confianza con amigos, familia y parejas. Las nuevas parejas en ocasiones son un elemento adicional que distorsiona los acuerdos asentados entre los progenitores.
¿Por qué? En ocasiones cada uno de los progenitores tienen opiniones muy diferentes. En cada caso habrá unas circunstancias confluyentes, pero normalmente hay simplemente tiranteces entre uno de los progenitores con la nueva pareja del otro o incluso una influencia de la nueva pareja que modifica la actitud del otro progenitor lo que se puede traducir en un sin fin de enfrentamientos y contingencias.
En ocasiones todo se inicia en la duda de como saber si debo separarme test o cuestionarios hay muchos, pero la decisión es muy personal. Cuando se toma la decisión se comienza una nueva vida en la que en ocasiones tendemos a ver que nuestra expareja es totalmente diferente y eso nos da mucha rabia.
Pero en definitiva, tenemos que aceptar que dentro de unos mínimos razonables, es posible que nuestra expareja cambie y no nos guste cómo se comporta o con las relaciones con las que se juta o comparte su nuevo proyecto de vida, es es su decisión, no la nuestra.
Salvo que exista un motivo grave como es maltrato, adicciones, peligro.. etc de nuestra expareja, su nueva relación sentimental, o cualquier personan de su entrono que se relacione con el hijo, podemos tomar medidas aunque es cierto que en la práctica suele ser muy complicado.
Está demasiado normalizado hablar mal, perder las formas, tener hábitos tóxicos… etc. Y frente a eso un padre o una madre lo pasa mal pues quiere lo mejor para sus niños y muchas costumbres de vida muy frecuentes en la sociedad, no son deseables.
A pesar de ello, por mucho que no te guste que la nueva pareja se relaciones con el hijo común, repetimos, salvo que exista un motivo grave que así lo haga necesario, no podremos hacer nada. Lo que si podremos hacer es potenciar una relación de cordialidad (con independencia de que nos nazca de manera natural o que consideremos que sea moramente justo) con nuestra expareja y su nueva pareja, pues en definitiva son personas importantes en la vida de nuestro hijo.